LUCÍA SIWY

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Crianza en 2021. La Verdadera Revolución.

Qué temazo…. Ni por dónde empezar…

No sé en qué momento de tu vida te encuentres o en qué momento de conciencia a través del pasado 2020 que nos ha sacudido a todos, así que toma lo que te sirva y lo que no simplemente déjalo a un lado, o para después.

Ha llegado el momento, y somos ya miles de familias, que sentimos una validación en nuestra forma de crianza. Es necesario volver a nuestra esencia mamífera y humana, a nuestro instinto parental, instinto materno, y dejar a los niños en paz, dejarlos ser niños. Simplemente darles amor de verdad, amor incondicional y guiarlos con el ejemplo.

Sí, dejarlos en paz, porque lo que la crianza y la educación mundial ha hecho en los últimos siglos, ha sido condicionar, endoctrinar, limitar, y alejarnos de nuestra esencia. Sí, leíste bien. Los sistemas educativos y condicionamientos sociales han servido principalmente para formar a soldaditos de guerra y soldaditos del sistema, para identificarse con él y defenderlo. Un sistema que ha servido a unas cuantas familias del planeta Tierra que han tenido el control de todo por siglos. Sí, de todo. Finanzas, educación, salud y filosofía por no mencionar más. En pocas palabras hemos sido marionetas.

Pero ha llegado el momento de luz. Y 2021 será un año de mucho más claridad para los que aún no logran ver a través del velo, para quitárselo y ser libres.

Ha llegado la hora de respetar a nuestros niños, y protegerlos realmente. CADA SER HUMANO ES DIFERENTE, CRECE Y APRENDE A SU RITMO… Por eso las escuelas tal y como las conocemos ahora tendrán que dejar de existir, porque principalmente sirven para modelar mentes a que sean esclavas de un sistema que no sirve ni honra a la humanidad.

Es hora de soltar. SOLTAR la competencia, soltar la ridiculez de poner lo académico como prioridad en la educación de nuestros niños. Es hora de enseñarles a estar en contacto consigo mismos, a que no se olviden cómo respirar de manera sana, algo tan vital para cada ser humano y en ninguna escuela del mundo se les muestra (un decir, debe de haber alguna en algún lugar y ser la excepción) … Enseñar que nuestra mente crea nuestra realidad, que nuestros pensamientos son poderosos, que somos seres con emociones y que están totalmente relacionadas con nuestra salud, que somos seres ilimitados, que somos más que carne, hueso y alma, que somos más que sólo alma en un cuerpo, que somos SERES MULTIDIMENSIONALES, porque el Universo es Multidimensional y nosotros también… Enseñarles a NO SEGUIR ÓRDENES, sino a CUESTIONAR INSTRUCCIONES y NO TRAICIONARSE A SÍ MISMOS.., a ponerse en primer lugar y a que nadie tiene autoridad sobre ellos, así como ellos tampoco la tienen sobre nadie más. Para lograr eso, la educación mundial de la actualidad tiene que desaparecer o transformarse por completo.

Entonces sólo tiene sentido la educación autodirigida, y a partir de los 7 años acudir a una “escuela”. El primer septenio es SAGRADO, los niños NO necesitan nada académico. El preescolar debe ser mucho más libre y flexible. Necesitan ser. Ser libres, jugar y aprender jugando en el hogar y del mundo a través de la vida misma, de la rutina en casa y de su mundo mágico y divino, inocente y puro.

Si se les obliga en el primer septenio a acoplarse a unas reglas en contra de su naturaleza ya desde preescolar.., es el entrenamiento perfecto para endoctrinarlos a obedecer en contra de su esencia y de su ser, en contra de sus necesidades, en contra de lo que sienten desde el fondo de su corazón. Además les obliga a aprender a no confiar en su voz interior, porque en este mundo escolarizado (esclavizado) sólo tienen que obedecer reglas en contra de su naturaleza que es moverse como quieran, cuando quieran y jugar a lo que quieran, libres, esos 7 primeros años, dentro de un ritmo sano. Luego no nos preguntemos porqué el mundo está al revés y la gente sigue las reglas de lo mismo que nos ha convertido en desarmonía y caos, como si fuera normal.., tan normal desobedecer a nuestro interior y obedecer a lo que ya es locura en la sociedad, pero tan normal.. pues desde preescolar nos han entrenado a eso.

Izquierda: Mano de un niño de preescolar. Derecha: Mano de un niño de 7 años.

Como cualquier otro mamífero libre en su primera etapa de vida, la del ser humano es UN SEPTENIO; cuando los dientes de leche se han caído y comienzan a salir los dientes permanentes, cuando la corteza cerebral se ha terminado de formar, cuando los huesos también se han terminado de formar dentro de las manos y pies, cuando la magia va desapareciendo de su mundo de fantasía y comienza el pensamiento abstracto.. entonces sí, estarán listos para aprender de una nueva manera.., pero aún así, de manera autodirigida, pues siguen siendo seres humanos únicos, libres y soberanos como tendríamos que ser todos los seres humanos, no soldados de ningún sistema.

Obligar a un niño de 4 , 5, 6, años a que se siente y esté quieto y dibuje exactamente lo que la maestra indica (ella también sigue instrucciones), que haga trazos perfectos, que copie aunque no quiera, que lea y escriba, que aprenda como un adulto, que se traicione y aprenda que sus deseos no importan, aunque su voz interna le diga que haga algo muy diferente cada día..., no tiene sentido. Por muy “divertido” y “atractivo” que hagan este tipo de entrenamiento a obedecer y a seguir patrones sin cuestionarse, con la fachada de una educación adaptada a los niños pequeños, todo de colores... sigue siendo innecesario e incongruente cuando no se les deja ser libres. Los pocos preescolares que conozco donde respetan la niñez, siempre están deslindados del sistema educativo oficial, o por lo menos tienen muy pocas cosas que rescatan del sistema y se enfocan en otros métodos.

Te invito a re-evaluar tu perspectiva de lo que ha sido la educación en el mundo, sobre todo la educación preescolar. Y si ya estás en este camino de una crianza más respetuosa, te felicito y también te invito a que abras las manos y “grites” con amor a los cuatro vientos, lo que piensas, lo que haces y lo que sueñas para la humanidad. Recuerda que el VERBO es poderoso, y ahora más que nunca, necesitamos no sólo ser el ejemplo, sino HABLAR de esto, pronunciarlo, compartirlo y hacerlo una realidad de manera colectiva de manera más rápida y más poderosa.


Con amor,

Lucía Siwy.


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