LUCÍA SIWY

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Nadie puede opinar sobre tu dolor, mamá en duelo

Si eres una mamá en duelo entenderás muy bien lo que te voy a decir. Y si no lo eres también te servirá esto que te quiero decir para comprender un poco lo que en realidad no es posible que comprendas. Al menos te ayudará a tener la consciencia de lo que no se puede puede comprender.

El dolor ajeno no se puede sentir, sólo se puede imaginar, quizá…

El trauma de perder un hijo ya sea por muerte, por secuestro, por robo ó alguna otra tragedia, es lo peor que le puede pasar al corazón de una madre. No se puede ni siquiera comenzar a imaginar lo que es vivir algo así. Y para las que nos tocó vivir esta experiencia más de una vez, no caben las dimensiones del Universo para explicar el nivel de potencia al que se ha multiplicado nuestro dolor.

No vuelves a ser la misma de antes.

Si eres una mamá en duelo, quiero decirte que de verdad no volverás a ser la misma y es inútil que trates de serlo. Sufrirás mucho si intentas incluso hacer las mismas cosas que podías hacer antes. Los demás no lo entienden pero no tienen porqué entenderlo. Es más, no pueden, es imposible que lo entiendan. Tendrían que estar dentro de tu ser para sentir lo que tú sientes.

Si no estás en duelo y estás leyendo esto por curiosidad ó porque quizás conozcas a alguien en duelo.., esa mamá en duelo es otra persona a la que conocías antes de su trauma, antes de que su corazón se rompiera en mil pedazos junto con su alma. Se podrá reconstruir pero su personalidad será distinta.

Las cosas que antes le hacían reír ya no la hacen reír. No quiere decir que ya nunca ría, pero le harán reír cosas diferentes. Es probable que no quiera y no pueda ir a ciertos lugares que antes solía visitar y quizá no vuelva allí por años, ó nunca más.

Sus amistades cambian y principalmente se queda con las que tienen empatía con su dolor, las amistades que no minimizan su dolor, ni se incomodan con él. Esas son las personas con las que se quedará. Se alejará de muchas personas, incluso varias que antes eran cercanas. No es su elección, simplemente es lo que toca hacer.

Ante un trauma tan duro, lo que queda hacer por el resto de su vida es cuidar su corazón.

¿Cuidarlo de qué?

De todo lo que roce esa herida en su corazón y la abra. Y hay muchas cosas que abren esa herida y la dejan al rojo vivo. La sanación dura toda la vida. No es cuestión de meses o años. Es un continuo proceso, y no es lineal. Volverá a ser feliz, sí, pero siempre cuidando de esos roces que vuelven a abrir la herida. Poco a poco los roces dolerán menos y la herida no se abrirá tanto. Dolerá pero no se abrirá. Será soportable. Entonces quizá pueda volver a hacer cosas que antes podía hacer. Como por ejemplo ir a un cumpleaños de la edad en la que su hijo ó hija murió, ir a un baby shower, cargar a un bebé, ó soportar ciertos sonidos que le recuerden algún momento específico de su trauma.

En mi caso, no puedo ser amiga de embarazadas ó mamás con bebés pequeños. No puedo verlas, ni platicar con ellas. Intenté ser amiga de una, y por haberlo hecho cuando yo no estaba lista (quizá años adelante lo esté ó nunca), ella se volvió un detonante tremendo para mí y me causé muchísimo daño. En vez de mantenerme alejada y acercarme años después, ahora es más complicado y honestamente no sé si algún día podré volver a acercarme como antes. Realmente no lo sé y creo que no.


Hace unas semanas de vacaciones me encontré con una tía lejana en una casa de campo en las montañas. Me dijo que hacía 20 años que ella no había regresado a ese lugar, porque allí iba siempre con su marido que murió 20 años atrás. Se quedó con ese trauma, estaba bloqueada y no soportada regresar allí por el dolor que le ocasionaba y hasta esta vez pudo volver allí. Después de 20 años. Veinte, dos veces diez. Dos décadas.

Me quedé perpleja. Es algo tan aceptado cuando se trata de una viuda. La gente comprende que su trauma podría tardar décadas en sanar para poder “volver a hacer algo que hacía antes” como ir a ese lugar. Nadie la forzó a ir a ese lugar para “superar” su trauma.

Querida mamá en duelo, ó querido lector.

Nosotras las mamás en duelo tenemos muchas cosas que ya no podemos hacer porque son parte de nuestro trauma, y tardarán décadas en sanar y es NORMAL, como lo fue en el caso de esta viuda.

En nuestro caso, no son sólo lugares geográficos, son lugares del cuerpo, cada VIENTRE, es un LUGAR donde crece un hijo. Y por eso es NORMAL que no podamos socializar con otras embarazadas, o hijos pequeños por ejemplo.

¡Hasta cuándo carajo lo entenderá un poco más desde fuera la sociedad!

¿Porqué si una viuda es comprendida y apoyada por la sociedad por décadas ante un trigger, a una mamá en duelo se le espera que en meses pueda confrontar ver a bebés y a embarazadas? Que sólo es cuestión de que “trabaje en sí misma”.. ¿Qué no se dan cuenta que es lo mismo, y que podemos necesitar décadas?

Piénsalo un poco. Usa la lógica y no te exijas poder hacer algo que ya no puedes. Evitar ver embarazadas es más complicado que evitar ir a cierto lugar. Es verdad, pero no tienes porqué forzar ser sociable donde no puedes. Estás en tu derecho de poner tus límites, de cortar relaciones, aunque la gente piense lo peor de ti. Nada importa a comparación del cuidado que tu corazón necesita para poder seguir sanando esa herida. Necesitas que sane y que tenga los menos roces posibles. Con el tiempo y no se sabe cuántos años, ó décadas, podrás con esos detonantes. Pero así como esa viuda se tomó 20 años, así tú tienes el derecho de tomarte las décadas que necesites.

Si eres un lector ahora podrás dejar de esperar que una mamá en duelo vuelva a hacer ciertas cosas que antes hacía. Sé consciente que es una persona transformada. No es débil, tiene muchísima fortaleza pues ya ha sobrevivido el peor de los dolores emocionales que existen en el Universo y en la creación.

Ahora está simplemente en recuperación y necesita todos los cuidados posibles para su corazón, por el resto de su vida.

Lucía.