Comenzando un año más
Soy otra mujer, soy otra mamá. Con mis duelos, soy más yo, porque antes no era mucho yo misma, pero aún así soy ahora yo transformada en lo que antes no pudiera haber llegado a ser, porque sólo el dolor del duelo de una madre, nos convierte en esto que ahora somos.
Cuántos aniversarios han pasado… El aniversario numero dos de nacimiento de Gabriel y el número uno de Tomasito, el aniversario de las fechas de parto están por llegar.
Cuántas cosas han pasado, me quedo perpleja.
He vuelto a sonreír. Sí, pero el duelo sigue y seguirá. Es algo que la gente odia escuchar. Odian la frase “el duelo nunca se supera, no es algo para superar”.
Pero ¿porqué odian escuchar eso?
Es que no han entendido a la muerte, no la han vivido ni su dolor, piensan que la muerte está separada de la vida. Y que es sólo un instante. Pero no es así. La muerte es un portal. Y en cuanto se transciende, mientras nosotras sigamos vivas de este lado, toda nuestra vida estaremos en duelo extrañando a nuestros hijos, que ahora están en otro plano. Seguimos conectados, claro, ¡pero eso no quiere decir que les dejamos de extrañar! por eso seguimos en duelo, aunque no precisamente doliendo todo el tiempo. La muerte no es un instante, la muerte es un portal y luego se permanece allí. ¡Cómo se puede pensar que es algo para “superarse”!?
Sin embargo hoy, tuve una pequeña “crisis”. Odio esa palabra, no porque odie las crisis, porque existen y a esas también hay que rendirnos. Pero porque la gente etiqueta a nuestras olas de duelo como “crisis”, a veces. Entonces, prefiero decir, hoy tuve una ola de duelo. Y se siente tan mal el confrontarse con una sociedad donde no está normalizado ni aceptado tener recaídas de duelo, de dolor. Y por intuición a veces pretendemos que no nos afecta algo que nos revolvió de nuevo el corazón como una puñalada.., y guardarlo se siente aún peor.
Si te pasa algo parecido, no estás sola. Y tienes todo el derecho a sentir lo que sea que estés sintiendo. No son celos, no es envidia. Es tu dolor. Es tu duelo, y eso no se puede controlar, sólo aceptar. Y tristemente la sociedad no sabe cómo aceptar eso. Pero es momento de que aprendan cómo. Y no podrán aprender si no nos ven quebrar libremente y tener olas de duelo.
Piensan que conforme pasan los días y años, uno deja de doler. Pero no es así. Deja ser la misma intensidad, sí, pero no deja de doler. Porque tendríamos que dejarlos de amar si es que algún día en verdad no los extrañásemos nada cuando pensemos en ellos.
Esta foto fue de lo últimos días de 2021. Fue una velada tan unida en familia. Muy especial.
2021 fue el año en que esperábamos a Tomasito pero se nos fue antes.
Este 2022 lo hemos recibido sin esperar a ningún otro bebé. Y por primera vez en 3 años, sentí tranquilidad en recibir un año nuevo, que no estaba vacío con una nueva muerte en nuestra familia.
Estoy sonriendo, pero siempre hay una madurez y un duelo detrás de esa sonrisa. Siempre hay algo que me recuerda a mis hijos, y no quiero que sea de otro modo. No quiero dejar de extrañarlos, porque los tendría que dejar de amar. Prefiero amarlos por el resto de mi vida y más allá, aunque duela toda la vida (no cada momento), aunque esté en duelo por siempre, porque la vida sin ellos no sería la misma. Porque en mi duelo he sido muy fuerte, porque he tenido que levantarme de lo imposible, porque es una experiencia que sólo las mamás en duelo comprenden.
Los amo hijos, todos los días y cada día que pasa. Los amo, aún están en mí, físicamente sus células madre aún están dentro de mi cuerpo, y eso es maravilloso. Dios nos hizo así de perfectos. Somos Dioses, somos libres, somos soberanos. Ustedes hijos me ayudan a cada paso. Gracias por todo.
A ti mamá en duelo, deseo que tu dolor sea un portal de transformación, del despertar y que así tan fondo como toques, así tan alto puedas abrir tus alas. Porque si yo pude, tú también puedes. Y el resto del mundo, no importa. Tienen tanto que aprender de la vida y de la muerte, y también lo pueden hacer a través de ser testigos de un observar un duelo libre como el mío y como el tuyo.
Lucía.